Es difícil vivir sin ti con todo lo que me has cuidado siempre. Es terriblemente difícil vivir sin tus abrazos. Difícil vivir sin los besos en la cabeza, sin la cabeza en tu pecho.
Cada día es algo diferente lo que echo de menos de ti. Se me va el mundo intentando no recordarte. Se me va el mundo recordándote. Y aún siguen ahí todas las cosas inocentes que una vez fueron tuyas o nuestras... Me miran y yo les miro, a veces las uso, a veces las ignoro. Están ya cogiendo polvo.
Los domingos se me acaban siempre llenos de tristeza. A veces no los aguanto, a veces no me aguanto a mí misma. No puedo abrazar ninguna almohada porque son tuyas y tienen tu olor y tú ya no me perteneces. Las cosas que siguen aquí se dejan aún querer, pero tú ya no. Tú ya no quieres siquiera dejarte enredar. Tú ya no quieres que te quiera.
No es que no podamos querernos, es que tú ya no quieres que nos queramos. Y como te has empeñado en no querernos, no nos queremos y punto. El amor es una tiranía. Ojalá pudiera presentar mis alegaciones, enmendar las decisiones que objetivamente no fueron buenas, querellarme contra el mundo. No fue culpa tuya ni mía. No fue nunca el final deseado y por eso no nos lo merecemos. Pero el amor no es justo, es simplemente así. Y punto.
No es poder, es querer. El amor es querer cambiar las cosas a cualquier precio. ¿De veras ya no te vale nada la pena?
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