diumenge, 31 d’agost del 2008

Confesiones


A mí me gusta cuando eres sólo tú y actúas sin pensar y luego, si acaso, piensas... o te ríes. A mí me gusta reír a tu lado. Me gusta el olor de tu sonrisa azul. A mí me gusta suspirarle a la vida y suspirar por la vida contra tu pecho. A mí me gusta de ti todo aquello que no se puede tocar, y tocarlo, y soñarte. Me gustan tus manos grandes. Me gusta cuando te mueves muy rápido, cuando respiras despacio, cuando me miras anonadado. Me gusta ese diente que asoma entre tus labios en ese momento en que inspiras lentamente y te quedas muy quieto y se calla el mundo para oír tu mirada chocar contra la mía y besarse un rato. A mí me gusta cuando después de ti no hay nada. Me gusta escucharte durante horas y vislumbrar cada pensamiento y cada idea en cada gesto, en cada tiempo, en cada espacio. A mí me gusta sentir el roce de tus labios. Me gusta tu boca, tu lengua, tu pelo, tus brazos. Me gustan también tus abrazos desde arriba que me acaparan y me esconden del mundo. Me gusta que tengas tu mundo sin ser mi mundo y me gusta combinarlo con el mío y hallar todas las intersecciones. A mí me gusta acariciarte porque tus caricias me mueven las manos y tu piel mueve mi sangre. A mí me gusta chincharte, a veces. Me gusta tu paciencia, tu impaciencia, tu sentido del humor y tu sensible yo de muy adentro. Me gusta tu cuerpo tanto o más que todo lo demás, llámale alma... Me gusta pasear cogida de tu mano y descubrir que nunca nada es igual que antes, cuando no estabas aquí. A mí me gustas cerca porque me haces sonreír. Y me gustan tus miedos, tus no-miedos, tus corazas, tus sueños, tus ganas, tu ambición, tus tonterías (incluso las que no hacen gracia). Me gustan porque me muestran que estás vivo y sé que entonces puedo vivir a tu lado. También me gusta cuando te indignas y lo criticas todo, me gusta incluso tu irremediable espontaneidad que a veces besa y a veces muerde, porque se parece a mí... A mí me gustas porque siempre tienes algo que decir, algo que contar, algo que compartir. Y me encantan tus momentos dulces, tu naturalidad, tus cosquillas, tu mirada hipnótica. Me gustas de los pies a la cabeza y me gustas así.

A mí, simplemente, me gustas.


dijous, 28 d’agost del 2008

¿Qué héroe / heroina eres?


Your results:


You are Supergirl:

Lean, muscular and feminine.
Honest and a defender of the innocent.




Supergirl

60%
Wonder Woman

60%
Green Lantern

60%
Superman

55%
Spider-Man

40%
Robin

35%
Hulk

35%
Catwoman

35%
The Flash

30%
Batman

25%
Iron Man

20%


Click here to take the Superhero Personality Test


Pd. Creo que me gusta más la Mujer Maravilla... jajajaja! Princesa Diana de las amazonas, concebida por gracia de una diosa, Diana creció siendo la más bella amazona de la Isla Paraíso, con la sabiduría de Atenea, tan fuerte como Hércules y más ágil y veloz que Hermes... (wikipedia dixit).

De universos paralelos...


No me creo eso de que el universo es infinito, no. No me lo creo. ¿Acaso han llegado alguna vez a encontrar un no-final? ¿Algún cartel que indique el camino a ninguna parte? ¿Alguna señal de “Stop si no quieres perderte”? ¿Algún atisbo de eternidad en el horizonte estrellado? Y no me creo que pueda haber vida más allá de aquí, donde la vida es sólo lo que nosotros etiquetamos. Por muchas canciones de los Beatles que manden al espacio, nunca nada moverá un tentáculo con la gracia de Elvis ni la sensualidad de Shakira. Qué quieres que te diga... a veces me da por contradecirlo todo, sí, lo reconozco. ¿Quieres saber lo que creo? Creo que el universo termina en ti y que es altamente exotérmico, adimensional y está en constante movimiento. Creo que nada más en él puede tener el brillo de tus ojos y que nadie más en él puede besarte como yo lo hago.


He dicho. Sin ser física cuántica.
Que me den el Nobel a mí por este descubrimiento. Histórico.

diumenge, 24 d’agost del 2008

De puntillas


Desde mi cama se puede soñar de noche lo que imaginaste de día. Desde mi cama se puede echar de menos, aunque más que echar siempre intento atraer, al menos a tus ojos. También desde mi cama se puede ser todo y nada, a la vez, en un colchón de uno ochenta y con las sábanas enredadas en tus piernas. Pero lo mejor viene al saltar de la cama, que a veces cuesta, quizá por el desnivel, quizá por el duro suelo, quizá por el roce de tu respiración en mi espalda. Saltar de la cama y dejar de soñar es, muchas veces, lo mejor que puedes hacer en un día. Dejar de soñar para empezar a crear el mundo como tú querías que fuera, como en tus sueños, como anhelas, con ese toque de luz que le faltaban a tus ojos, con esa chispa de vida que te brinda tu sonrisa. Y tu risa... dejar que todo sea un chiste. Saltar de la cama y andar descalza, sin miedo, ligera como la brisa que entra por tu ventana, para llegar a su boca y ponerte de puntillas. Y recordar que una vez tuviste quince años y soñabas todo el día sólo con tocar de puntillas una piel y sentir ese escalofrío que llegaba, también, de puntillas a tu nuca y te hacía volar la imaginación y el corazón y tu pelo ondulado. Y recordar que una vez fuiste bailarina de ballet y andabas por el parquet sin miedo, descalza, ligera... de puntillas.


Underneath your clothes - Shakira

diumenge, 17 d’agost del 2008

Sábanas limpias


Hoy me ha tocado hacer la cama con sábanas olor a suavizante barato. Si he soñado contigo y he buscado tu ombligo incesantemente entre arruga y arruga, si he acariciado inconscientemente un espejismo de ti, si he lanzado mi aliento a la almohada en un intento de darle vida y una sonrisa grande y sencilla como la tuya, eso sólo lo sé yo. Y quedará en mi recuerdo. Ahora sólo queda un vacío que intentaré llenar de mí, una sombra que no sabe dónde estoy, un tormento que me busca y me persigue y que ya no me encuentra. Ahora, la tarde de un domingo sólo tiene espacio para el tiempo perdido sin más, sin ti, sin locuras ni imaginaciones (se vuelvan realidad o no). Y las horas pasadas sólo son pasado.


Hoy me ha tocado desprenderme de tu olor y encerrarlo en el cubo de la ropa sucia. Aún sigo abrazada a él y dormiré en la luna, en el suelo, en la playa, en la brisa del mar, en el color de tu mirada fugaz, en el ruido de los coches en esta ciudad, colgada de un instante... pero no en mi cama.

Hoy no quiero sábanas limpias.

Agua


Hay miradas que matan y las hay también que te recargan de vida. Igual que hay besos que no sabes de donde vienen, porque no son de este mundo... y porque te llevan a otro mundo e incluso a otros universos, paralelos o no. Hay cielos que no son sólo azules y llenos de estrellas, ni tienen una sola luna sobre un mar que, a veces, tampoco gobierna sus propias mareas. Y te mareas y acabas cayendo al agua... Hay caricias que te descontrolan todo el sistema sanguíneo, el nervioso y hasta el inmunitario, porque te bajan la guardia y te suben la bilirrubina, la adrenalina, la piel de gallina... yo que sé, todo eso que termina igual y comienza con los pelos de punta. Y en la punta del iceberg está lo que ves, pero recuerda que por debajo queda aún un buen pedazo de hielo. Y si de ola en ola acabo llegando al ecuador de todo, al centro de un universo abstracto e inimaginable, al ombligo de un sueño que tuve ayer entre tus brazos... si llego, entonces, no hará falta que me pidas que me derrita. Ni que me lo impidas... seré agua. Dulce o salada, fría o ardiente, turbia o cristalina, pero siempre agua. Y chocaré con la arena de la orilla y con las rocas de mi abismo... y seré agua. Contigo.

dijous, 14 d’agost del 2008

Verano azul


Si de escribir se trata, con el vacío blanco delante de mí y sin rebuscar demasiado, sólo encuentro palabras cursis, sólo te encuentro a ti. A ti y tus recuerdos, muchas veces iluminados levemente de luna llena y brisa de mar, sonrisas de un verano que no quiere acabar, viéndonos flotar entre sus manos, mirándonos con curiosidad y cierta ternura, acariciándonos la cara y empujándonos hacia la no-distancia. Poco a poco, los días se han hecho eternos y cabalgan uno detrás del otro sin mucha diferencia, en una conga de perfecta fiesta con confeti de estrellas y olor a algodón de azúcar dulzón, sabor a fresa de tus labios. Poco a poco ese destino en que no creo y que no deja de dar golpecitos en mi puerta me va convenciendo de lo bonito que es el amor, y divertirse, y los atardeceres rosas, y las etiquetas naranjas, y los días grises, y las decisiones difíciles, y el mar, y el dolor de un abrazo, y las caricias... que siempre me han hipnotizado. Y si me paro un segundo alucino, me pregunto, se me acaba el aire, se me ponen las neuronas del revés, incrédula de mí. Quizá no todo es tan cruel, ni tan raro, ni tan lejano, ni tan real y lógico, ni tan imposible... ¿dónde quedó aquello de que nada era imposible? Pero es que no puede ser... no puedes llegar y romperme a cachitos todas las verdades que una vez construí y alineé perfectamente en la estantería de encima de mi cama. No puedes llegar, desmontar el orden perfecto que era imagen de mí y montarlo desde cero. No puedes venir a decirme que quizá lo que creía tenía una excepción tan clara y corpórea como tú. No puedes venir a demostrarme lo equivocada que estaba, no puedes.

Pero si aún así vienes, llegas y entras por esa puerta, tantas veces cerrada, olvidada, entreabierta, oxidada, abierta, perdida... deja las maletas, puedes quedarte un ratito a desdibujar el paisaje que creía ver desde mi ventana azul.


diumenge, 10 d’agost del 2008

La vida también puede ser demasiado larga...




Cuentan los viejos libros
que el hombre no vive 100 años,
que el sufrimiento es su castigo.

Y aunque Miriam aún no sabe andar
sus ojos ya reflejan toda la ira de su verdad.

Y al llegar a los seis, Miriam no siente nada
cuando su padre olvida su condición
y se refugia en su almohada,
Miriam no siente nada,
Miriam no sabe decir no,
Miriam esta asustada...

Pero qué larga es la vida si es triste y el tiempo se para
y no hay ni un rincón dónde esconder al menos la cara,
y no hay ni un hombro dónde poder reposar la cabeza,
y siempre te ahogas en el mismo mar de tristeza.

Escribe unos versos pidiendo ayuda
pero que no los lee nadie,
todos tratan de esconderse.

Y aunque ahora todos te llamen delincuente,
seis atracos ya es bastante...
yo me muero por verte.

Ya no sientes placer,
ningún hombre es suficiente
aunque yo quiera abrazarte,
navegar contracorriente de tu sangre infectada
por una aguja que te comprende,
que no te hace pensar en nada
y que te lleva hacia la muerte.

Pero qué larga es la vida si es triste y el tiempo se para
y no hay ni un rincón dónde esconder al menos la cara,
y no hay ni un hombro dónde poder reposar la cabeza,
y siempre te ahogas en el mismo mar de tristeza.


PD. La vida puede ser demasiado larga a veces, por muchos motivos que no hemos podido o sabido evitar... Un recuerdo para esas otras vidas.


dimarts, 5 d’agost del 2008

El verano entre los dedos


Siento el verano entre los dedos desde que te dejé volar, o más bien te eché de mis manos. Fue difícil hacerte saber con palabras que tu calor me quemaba, que había veces en que sólo quería escapar... Y escapé, y todo sonó cruel y visceral, como la cruda realidad en esta vida que intento montarme de recuerdos.
Recuerdos eres tú. Desde tu frío invernal hasta tu tímida ternura. Nada se queda lejos de mi memoria, nada sobra, todo permanece. Hasta las noches en que quise morir, hasta las noches en que pude soñar contigo, amor. No me cansaré de intentar explicarte que la culpa no es de nadie ni de nada, que el camino se hace al andar y que al andar, a veces, se abren nuevos caminos. Y que a veces no estás tú de la manera en que quisieras. Quisiera sólo atraparte en un abrazo eterno, de esos que rompen las costillas y te susurran cariño por cada poro de tu piel. Quisiera deshacer de una vez este nudo en la garganta, en el estómago y en las ideas al intentar escribirte, por una vez, que nada es final definitivamente. Solamente cambia. Y que, a veces, es principio.
Al principio te quise, luego te quise más, y ahora sólo puedo decirte “te quiero”. Qué rabia tener tan sólo una palabra para expresar cosas tan distintas... Pero amor se llama todo aquello que quieres a tu manera y, a mí manera, sé que te quiero más todavía y que sabía que no podía quererte más. Por eso de repente todo termina, porque sabes que llega el final y no quieres esperarlo sentada con el pelo rozando tu espalda... porque no quieres llorar. Porque quizá ya no queden lágrimas... porque no quieres manchar tus recuerdos de sal. Y sales del camino que crees que ya no te pertenece, porque no te perteneció nunca. Y sigues descalza, idiota, sencilla, ligera, tú. No miras atrás porque sino te dolerían las entrañas. Sólo sangras amor, sólo piensas “te quiero”. Sólo dices “adiós”.
Y te vas... con el verano entre tus dedos. Esperando dejar más que nada, aunque tú creas aún que más allá de aquí no hay nada.

dilluns, 4 d’agost del 2008

Costumbrofóbia


Podría acostumbrarme al vaivén de la ropa tendida de cada ventana que puedo ver desde aquí, a la luz parpadeante que en la noche choca contra mi persiana, al blanco de este techo bajo que a veces parece que me quiera atrapar, a la misma música atronante cada día en mi cabeza.
Podría acostumbrarme al olor de las sábanas recién puestas sobre mi cama vacía, al temor de esta flor que tiembla con cada ínfimo aliento, al vacío de unos ojos lejanos mirando algún horizonte sin fin.
Podría vivir sin mí, sin el valor de cada nuevo día, sin la sonrisa de cada nueva hora, sin la sorpresa que me da cada minuto, sin soñar cada segundo, sin nada que decir.
Podría incluso no sentir el viento en mi cara, ni la fría lluvia en mi piel, ni el sol ardiente, ni ese deseo que viaja en esa nube por un cielo...
Podría ser sólo un fantasma en este mundo de cobardes que no saben vivir a su manera.
Pero (casi) siempre soy, no solamente existo.
Y aunque quiera, no me quedo atrás.
Y aunque pueda, a veces no me contengo.
Y aunque muera; río, lloro, hablo, corro... me levanto y reacciono, sin pararme a pensar.
Siempre guío a mis pies descalzos cuando no saben andar.
Y las costumbres que poco a poco se vuelven rutinas grises y aburridas acaban saltando por la ventana.
Y las que no, es porque una vez aprendí a maquillarlas... a vestirlas de lo que yo quise imaginar.
Y algunas veces tengo miedo de aborrecer todo aquello que viene de lejos y que un día me quise quedar para siempre... y que un día dije que no sin querer, y al otro que sí sin pensarlo dos veces, y que siempre creí que había querido para siempre, aunque siempre piense que la eternidad no existe...
Algunas veces me pregunto si el tiempo vuelve a todo costumbre, olvida toda belleza, llena todo de vacío y te lo devuelve hecho harapos, sangrando de rutina.
Algunas veces no quiero futuro... sólo quiero hoy, eternamente.

divendres, 1 d’agost del 2008

El principio de...


Recuérdame como tú quieras
pero recuérdame un poquito, alguna vez.

Y dilo bajito, eso de que me querías...
y dilo flojito, lo de que no podías...
y no me digas que me quede,
chíllame si acaso que me vaya, muy fuerte.

Merezco de ti un silencio más grande aún, si cabe,
que el vacío que te dejo aquí.
Merezco de ti un odio profundo, un dolor más fuerte
que el portazo que dará la puerta tras de mí,
esa puerta que ya está cerrada.

No merezco perdón, ni clemencia, ni piedad, ni tengo conciencia,
ni estos años que atrás dejo y que me dejas sin saberlo aún
en un rincón de esta loca cabeza.

Quema todo aquello que una vez escribí como verdad,
abule todas las leyes que te sepas y quieras crear,
déjame sin abogado y entre las rejas
de tus ojos de frío acero.

Dime que soy mala, mala hasta morir,
mala hasta matar...
no intentes justificar lo injustificable,
yo no lo haré.

Hoy he descubierto otra parte de mí que no sabía...
secretos que nos deja el vivir esta vida
que ya no está llena de ti, ni de mí.

Hoy he sabido que era el principio del final
igual que un día supe que era el principio del comienzo,
y he llorado como en una tarde de frío invierno...

Y me ha dolido... ¡lo juro!

Y, aunque tú no lo creas, no he vencido,
de hecho ni siquiera me he convencido...
aunque por dentro sin quererlo siento
que esto es el principio... de algún final y de algún comienzo.


PD. Lo escribí hace días... pero seguimos sin TusRelatos! :(

Marina


A la Marina no li agradaven les nines. De fet, encara que de vegades no en tenia prou consciència, no li agradaven moltes coses que després, poc a poc, va anar deixant de fer. Solia tenir-les ben endreçades a l'habitació, en filera a l'estanteria o ben posades sobre el llit. De tant en tant, quan no sabia què fer, n'agafava alguna i jugava una estona però més aviat per fer passar el temps. I el temps passava, amb més o menys lentitud, entre l'escola i l'habitació on es perdia i imaginava, entre nines i ninots, a l'estiu entre la platja i les rialles a l'hort de l'avi. I l'avi la mirava amb aquell posat seriós quan havia fet alguna cosa malament i ella, rient i trapella, el feia somriure un moment i era tot just llavors quan entenia quant l'estimava. Com sempre tothom l'havia estimat, a la seva manera, perquè cadascú estima de la forma que sap i ella això ja ho sabia. I, d'alguna manera, havia après a fer-se estimar d'una manera especial per aquells que sabien copsar-la i que es deixaven gairebé hipnotitzar pels seus ulls foscos de nena. Uns ulls innocents i oberts que deien molt i que havien vist encara més.
La Marina va anar creixent, a poc a poc al seu parer, massa ràpid per tots aquells que es paraven un moment a enraonar amb la seva mare a l'escala o pel carrer i es meravellaven de quant havia crescut. Però ella no volia créixer, no li atreia pas la idea de fer-se gran. Potser perquè intuïa que no sempre podria gaudir d'aquell somriure als llavis. És per això que, en el fons, sempre va continuar sent una nena...

PD: potser algun dia el continuaré...