Hay miradas que matan y las hay también que te recargan de vida. Igual que hay besos que no sabes de donde vienen, porque no son de este mundo... y porque te llevan a otro mundo e incluso a otros universos, paralelos o no. Hay cielos que no son sólo azules y llenos de estrellas, ni tienen una sola luna sobre un mar que, a veces, tampoco gobierna sus propias mareas. Y te mareas y acabas cayendo al agua... Hay caricias que te descontrolan todo el sistema sanguíneo, el nervioso y hasta el inmunitario, porque te bajan la guardia y te suben la bilirrubina, la adrenalina, la piel de gallina... yo que sé, todo eso que termina igual y comienza con los pelos de punta. Y en la punta del iceberg está lo que ves, pero recuerda que por debajo queda aún un buen pedazo de hielo. Y si de ola en ola acabo llegando al ecuador de todo, al centro de un universo abstracto e inimaginable, al ombligo de un sueño que tuve ayer entre tus brazos... si llego, entonces, no hará falta que me pidas que me derrita. Ni que me lo impidas... seré agua. Dulce o salada, fría o ardiente, turbia o cristalina, pero siempre agua. Y chocaré con la arena de la orilla y con las rocas de mi abismo... y seré agua. Contigo.
diumenge, 17 d’agost del 2008
Agua
Hay miradas que matan y las hay también que te recargan de vida. Igual que hay besos que no sabes de donde vienen, porque no son de este mundo... y porque te llevan a otro mundo e incluso a otros universos, paralelos o no. Hay cielos que no son sólo azules y llenos de estrellas, ni tienen una sola luna sobre un mar que, a veces, tampoco gobierna sus propias mareas. Y te mareas y acabas cayendo al agua... Hay caricias que te descontrolan todo el sistema sanguíneo, el nervioso y hasta el inmunitario, porque te bajan la guardia y te suben la bilirrubina, la adrenalina, la piel de gallina... yo que sé, todo eso que termina igual y comienza con los pelos de punta. Y en la punta del iceberg está lo que ves, pero recuerda que por debajo queda aún un buen pedazo de hielo. Y si de ola en ola acabo llegando al ecuador de todo, al centro de un universo abstracto e inimaginable, al ombligo de un sueño que tuve ayer entre tus brazos... si llego, entonces, no hará falta que me pidas que me derrita. Ni que me lo impidas... seré agua. Dulce o salada, fría o ardiente, turbia o cristalina, pero siempre agua. Y chocaré con la arena de la orilla y con las rocas de mi abismo... y seré agua. Contigo.
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