Uno de septiembre. Las noches ya no son las que eran y las tardes ya no parecen eternas. Me duele la barriga sólo de pensarlo: ha vuelto la rutina a llamar a mi puerta. Pero quizá no se ha dado cuenta, en mi habitación no caben más de dos (yo y tu recuerdo). Dice que no ocupa espacio y sólo come tiempo, me empuja y sin querer ya se ha sentado en mi cama. Siempre fue un poco consentida, niña mimada. Sabes que ni tú ni yo acabaremos la una con la otra, es lo que hay y es lo que toca.
Uno de septiembre. Las noches se hacen más largas y las tardes más pequeñas. No me cabe todo lo que quiero, así que una vez más tendré que jugar con el tiempo y mi mitad más irresponsable. Miento, mis tres cuartos irresponsables... lo sé, no tengo remedio. La ciudad respira otra vez el mismo aire de prisa y sueño, de párpados pesados, olor a rueda y asfalto. Dejadme soñar, no me acabéis este cuento.
Uno de septiembre. Las noches vuelven a ser para dormir y las tardes para perder el tiempo que no tengo y luego arañar las horas. Si pudiera abrazar todo lo que quiero y no dejarlo escapar... pero nunca lo intento, siempre pienso que no puedo. Y sé que no puedo, que mi escala de prioridades sufrió hace mucho un vuelco. Y aunque no lo entiendas me da igual, siempre fui a mi manera. Y, a mi manera, quiero las cosas de diferentes formas y no por eso las quiero menos. Tampoco más. Ni espero que se quieran quedar conmigo por ello.
Uno de septiembre. Y sé que pese a que tarde y noche cada vez se fundan más, nunca llegarán a cabalgar los días como en verano. Nunca. Terminó ya ese tiempo.
Uno de septiembre. En mi nuca, oigo soplar ya el invierno.
PD. a todos los que de una manera u otra han participado de este magnífico y loco verano... ha molado!!^_^
1 comentari:
Leer tan bonitas frases compensa la llegada del otoño. Y no está tan mal el septiembre, créeme, lo importante no es no tener tiempo libre, sino poder pasarlo con quien quieres. Es algo de lo que me he dado cuenta este agosto :).
Y no estamos en una etapa de nuestras vidas en la que estemos estancados en una rutina. Cuando tu vida se está forjando, acabas la carrera (tu caso), aspiras a progresar laboralmente, aún no te has estabilizado sentimentalmente, ni siquiera te has emancipado... no se puede hablar de rutina.
La monotonía nos embarga el día a día, pero un simple vistazo a nuestro futuro próximo debería reconfortarnos. Porque escalando hacia nuestro éxito personal y profesional no nos pueden flaquear las fuerzas. No hasta que lo alcancemos.
Suelo decir que hay que vivir el día a día, pero mirar hacia adelante en el tiempo a veces es bueno para vencer el día a día. Imagínate con la carrera acabada (ya mismo), imagínate fuera de casa, imagínate compartiendo tu vida con quien amas, y luego piensa que ahora estás dando pasos para llegar ahí. Por ese futuro valen la pena mil septiembres.
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