Confundo añorarte y recordarte en esas largas tardes de vacío y silencio. Fuera y dentro, el frío hace su efecto. Tiemblan huesos y almas, se me pone la piel de gallina. Pero son tus ojos, y el saber que quiero por un instante ser tan posesiva y a la vez tan tuya que no sé por dónde empezar a escribirte. Se me enredan las palabras en los labios, chocan con los dientes y turban el silencio. La sonrisa después de tu gesto inventado me deshace las letras. Una a una. Sin embargo nada cae, nada languidece, pese a que el tedio se asoma tantas veces por la puerta y hunde los nudillos en la madera. Siempre estás aquí. Todo es risa y llueve en todas direcciones. Soy egoísta y me quedo los colores más bonitos de tu luz y de tus besos... y de repente apareces. Si puedo tocarte puedo sobrevivir. Puedo rozarte y llenarme de vida. Puedes serlo todo. Lo sé, lo eres. Y luego, vuelta a recordarte y a añorarte. A echarte de menos, que es lo que toca cuando se es tan poeta. Lo que toca el corazón cuando, después de observarte lentamente, me da por apoyar en ti la cabeza y desaparecer. Cuando el egoísmo aflora y querría traerte conmigo en un chasquido o en un beso, y guardarte en mi bolsillo. Y ser bruja, y ser mala, y ser (sólo) contigo.
2 comentaris:
felicitats x haver fet un text tan maco i emotiu, m'has deixat sense paraules
Adrià
Hoy se cumple un mes del último post.
¡¡Nos quieres matar de hambre!!
¡¡Vuelve, Àfrika!!
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