A mí me gusta cuando eres sólo tú y actúas sin pensar y luego, si acaso, piensas... o te ríes. A mí me gusta reír a tu lado. Me gusta el olor de tu sonrisa azul. A mí me gusta suspirarle a la vida y suspirar por la vida contra tu pecho. A mí me gusta de ti todo aquello que no se puede tocar, y tocarlo, y soñarte. Me gustan tus manos grandes. Me gusta cuando te mueves muy rápido, cuando respiras despacio, cuando me miras anonadado. Me gusta ese diente que asoma entre tus labios en ese momento en que inspiras lentamente y te quedas muy quieto y se calla el mundo para oír tu mirada chocar contra la mía y besarse un rato. A mí me gusta cuando después de ti no hay nada. Me gusta escucharte durante horas y vislumbrar cada pensamiento y cada idea en cada gesto, en cada tiempo, en cada espacio. A mí me gusta sentir el roce de tus labios. Me gusta tu boca, tu lengua, tu pelo, tus brazos. Me gustan también tus abrazos desde arriba que me acaparan y me esconden del mundo. Me gusta que tengas tu mundo sin ser mi mundo y me gusta combinarlo con el mío y hallar todas las intersecciones. A mí me gusta acariciarte porque tus caricias me mueven las manos y tu piel mueve mi sangre. A mí me gusta chincharte, a veces. Me gusta tu paciencia, tu impaciencia, tu sentido del humor y tu sensible yo de muy adentro. Me gusta tu cuerpo tanto o más que todo lo demás, llámale alma... Me gusta pasear cogida de tu mano y descubrir que nunca nada es igual que antes, cuando no estabas aquí. A mí me gustas cerca porque me haces sonreír. Y me gustan tus miedos, tus no-miedos, tus corazas, tus sueños, tus ganas, tu ambición, tus tonterías (incluso las que no hacen gracia). Me gustan porque me muestran que estás vivo y sé que entonces puedo vivir a tu lado. También me gusta cuando te indignas y lo criticas todo, me gusta incluso tu irremediable espontaneidad que a veces besa y a veces muerde, porque se parece a mí... A mí me gustas porque siempre tienes algo que decir, algo que contar, algo que compartir. Y me encantan tus momentos dulces, tu naturalidad, tus cosquillas, tu mirada hipnótica. Me gustas de los pies a la cabeza y me gustas así.
A mí, simplemente, me gustas.