A veces se nos chocan los caracteres. Las palabras. Tú carácter y el mío, así como enredados, siempre tan parecidos, a veces tan extraños. A veces digo cosas que no pienso. A veces no pienso lo que digo. A veces te pones muy serio y frunces el ceño, entonces tú también dices cosas que no querrías. Pocas. A veces se me pone tu nervio del revés. A veces desconecto de mi cariño. Cuando no estoy bien no sé estar del todo bien conmigo. Ni contigo. Y a veces, cuando me lío yo sola, siento esa prisa, esa lluvia, ese desnivel hacia el vacío.
A veces tú me dices cosas y yo las pienso muy bajito. Casi siempre, a tu manera, dices más verdades. Casi siempre aciertas un poquito. Y es que ya sabemos que somos agua, aunque tú a veces seas viento, y aunque yo a veces permanezca tan quieta. No sé a dónde va a parar este río, pero me gusta que fluya. Me gusta que a veces se precipite en cascada y a veces se detenga en un remanso. Me gusta ser frío y ser caliente. Me gusta ese leve oleaje que levanta el viento en la superfície. Me gusta su vida interior. Me gusta buscar el cauce, bajar las montañas, perseguir el mar. Me gusta que nada permanezca, pero que todo fluya y sean recuerdos. Me gusta pasar entre las rocas. Me gusta y, por eso, lo voy a llenar de puentes. Para pasar de una a otra orilla.
dimecres, 21 d’agost del 2013
A veces tú me dices cosas y yo las pienso muy bajito
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