diumenge, 5 de gener del 2025

Mascletá (o mi corazón en ruinas)

 

Tú hablabas de ella y yo hablaba de nosotros dos.


Ya está, esa frase podría bien ser todo este texto. Todo el mundo entendería perfectamente a qué me refiero. Resume perfectamente la conversación que tuvimos en mi sofá.

Viniste a hablar conmigo y me enteré de que te estabas enamorando de otra persona. Aunque solo me dijiste "creo que me gusta otra chica". Pero no dejabas de hablar de ella. Y yo solo quería saber qué había pasado entre nosotros dos. No quería saber de ella, no quería conocerla ni saber cómo era. Pero sobre todo no quería saber cómo de diferente a mi era. 

Yo quería saber si aún me querías. Me dijiste que sí, claro que sí. Pero también me dijiste todas las cosas que no te gustaban tanto de mi y resonaron en mi cabeza cono una metralleta. Como si prepararan una mascletá. Como si una ristra de adjetivos colgaran del techo y amenazaran con pesar demasiado y traer las ruinas. De repente todo era cemento. Cementerio. Gris. Sin embargo, cuando hablabas de ella era como si fuera delicado vidrio que pudieras soplar a tu antojo y luego pintar de múltiples colores.

Seguimos caminando juntos durante unos días y yo te di la mano, confiando en ti como siempre. Como si siempre te hubiera conocido. 

Dos meses después me dejaste. Sin mirar atrás. En ruinas.