Busco lo difícil. Me enamoro de lo difícil. Lo pienso, lo persigo, lo imagino. Consigo lo difícil. Lo abrazo y, por tan sólo unos segundos, soy feliz. Luego, me quejo de que es difícil. Me cuesta, me agota, me desgarra. Me duele lo difícil. Lo amo.
Soy incoherencia pura.