El amor está para usarlo. Para empapar cada pedazo de vida. ¿Qué haces aún ahí tirado? ¿Acaso no eres de los que creen en las pequeñas bellas cosas? Una brizna de hierba, un gorro de paja bajo el sol, una gota de lluvia en tu cristal. Pausar las olas. Acariciar un ombligo. Se siente sin ver ni tocar, sin llamarlo, sin esfuerzo. El amor es y se va con un paso amargo. Hoy que aún no amas, que aún no observas, que aún no suspiras, amanece más temprano y más limpio, escucha tus manos, silba una canción al oído. Haz por hacer, haz por que se haga. Termina tu tiempo gris de un plumazo. Grita. Patalea. ¿Quién dijo qué? ¿Cómo, por qué y cuándo? Sólo tú eres cielo y eres paz, si es que no quieres ser tormenta. Grita. Llora. Patalea. Acabas de volver a empezar y ya estás ahí, teniendo ese todo. Respiras, sabes y no hay más. Te bajaste del mundo para subirme los colores, y añil es el día por la ventana. Dirás la noche ... sí, y también la luna.